Revista Digital de la Asociación Deportivo-Cultural de los Trabajadores del Hospital "Reina Sofía" de Córdoba

lunes, noviembre 06, 2006

JOSÉ LUIS CHECA

José Luis Checa es suficientemente conocido por casi todo el personal de este Hospital, al menos por casi todos los que llevamos muchos años trabajando en él. En una entrevista publicada en la prensa local recientemente hablaba de cómo fue uno de los integrantes del equipo que puso en funcionamiento el Servicio de Medicina Nuclear. Algunos sabíamos de su dedicación al arte en sus horas libres, pero otros muchos no. Tampoco él va presumiendo de lo que hace. Pero hace. Y bien. Acaba de darnos una muestra con la escultura que ha colocado en el Vestíbulo Principal con motivo del 30 Cumpleaños de esta Casa. Una escultura cargada, como todo lo que José Luis hace, de una fuerte emotividad que le proporciona la feliz coincidencia entre sus más profundas vivencias personales y sus brillantes intuiciones plásticas.Él mismo me cuenta, en el salón de su casa, ante un café y rodeados de sus últimas creaciones, la historia de la escultura, su obsesión por esa forma del árbol invertido que le asaltó hace, coincidentemente, 30 años en un viaje a Canarias. Desde entonces la atesoró sin saber que un día la convertiría en una obra de arte. La ráfaga de la inspiración le vino con la noticia de la celebración del 30 aniversario del Hospital. Dejó todo lo que estaba haciendo y se empleó en cuerpo y alma en su concepción. Y para que fuera algo de su propia vida lo que ponía en él, se fue a su pueblo, Villanueva del Duque, a las tierras de su abuelo y buscó el árbol de su infancia, el olivo seco bajo el que jugó y creció y que milagrosamente seguía allí.
El resto fue un parto estético asombroso. Ayudado por dos compañeros mecánicos del Servicio de Mantenimiento, le fue dando forma, color y vida a la obra en los talleres del Hospital, hasta conseguir exactamente lo que quería. Lo que podemos contemplar en el vestíbulo principal del Hospital Reina Sofía.Y como no podía permitir que se perdiese ningún simbolismo consciente, la explicó con precisión en un panel adjunto. Ahí queda como un regalo que nos hace a todos, como prueba de su amor y su compañerismo, de lo mejor de sí mismo para lo mejor de nosotros mismos.
Luego me habla del resto de su producción: pintura, escultura, fotografía y, recientemente, poesía. De sus exposiciones pasadas y de las futuras. De África, donde pasó un mes con una ONG ejerciendo la ayuda humanitaria. De los viejos tiempos de Rayos…Y luego de todo lo humano y todo lo divino. Lástima que sólo tuviera descafeinado…
Además le arranco la promesa de que nos enviará algunos poemas para colgarlos en nuestra sección de Cultura.


M. Figueroa

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